jueves, 1 de agosto de 2013

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Voy atrasado al trabajo, estamos partiendo agosto y siento que ya no me quedan excusas para lo que he hecho una y otra vez. Llegar tarde no es algo que me guste ni que haga apropósito, simplemente es una mala costumbre. Un mal hábito que mal aprendí y que ahora me molesta en cada instancia de mi vida.
Pues bien, realmente no era eso lo que quería escribir. Quería compartir que hoy desperté sin ganas. Probablemente por eso no me quise levantar y por lo tanto me atrasé. Conforme fue pasando la mañana me acordé que hace unos días me llegó una solicitud a conectar en Linkedin de una persona que no conozco. Un tipo que al parecer era seco, hablaba cuatro idiomas distintos y ostentaba un cargo importante en una empresa reconocida. Todo esto no fue lo que me llamó la atención, si no que el tipo en su extracto se describía como una persona alegre y con una actitud positiva frente a la vida. Esta última frase fue la que recordé mientras arreglaba mis cosas para salir de la casa, “Una actitud positiva frente a la vida". Ahí estaba la clave, pensé.

Constantemente nos quejamos de nuestros problemas o lo que es peor, caminamos por la vida con ánimo pesimista pensando que todo lo que nos pasa es malo o no lo que esperamos de la vida. 
Curiosamente cuando a alguien así le preguntamos que es lo que quiere, generalmente contesta con elementos materiales. “Un auto para no irme en metro, una casa más grande, cambiarme de barrio, un nuevo teléfono". Todo esto al final no vale nada, en lo absoluto, primero porque es sabido que lo material no llena ni hace la felicidad y segundo porque mientras uno no cambie su actitud frente al mundo cada objeto que adquieras no vale nada, porque siempre querrás más y más.

Entonces, cuál es la forma?

Partir teniendo una actitud positiva frente al mundo. La alegría y buena onda se contagia. Agradecer por quienes tenemos a nuestro lado y por las oportunidades de la vida. Más que mal no es casualidad el lugar que ocupamos en este mundo ni tampoco la gente con quien nos relacionamos.
Debemos aprender a ver de esta manera la vida, independiente de los obstáculos. Ser inteligentes emocionalmente. Y tratar de solucionar los problemas en vez de no hacer nada y lamentarnos. De todo se obtiene una enseñanza y por lo tanto experiencia para futuras situaciones.

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